viernes, 7 de octubre de 2011



“SIN VOZ”


Hace algunos días, algo ha venido inquietando profundamente mi corazón. No sé si a muchos les interese lo que voy a narrar en éstas líneas que me sirven de consuelo, pero siento que si no lo hago terminaré ahogándome en un profundo mar de tristes sentimientos. 

Desde hace un tiempo he tenido un conflicto con Dios. Siempre le he preguntado por qué permite que su ser más amado: El Hombre, destruya agresiva y tortuosamente su creación. No me refiero solamente a la destrucción de los bosques, la contaminación de los mares o de la capa de ozono, si no a algo que después de nosotros tiene más importancia: La especie animal.

Lamentablemente el hombre se ha ensañado en hacerla sufrir, en torturarla, pero claro, "todo ha sido para beneficio nuestro".

Me pregunto cómo poder hablar por éstos que no tienen cómo hacer que los escuchen, y hacer que el eco de su voz permanezca sin que pronto se olvide. 

Pero antes de continuar quisiera preguntarle algo a usted que lee éste texto: ¿Alguna vez se ha sentido triste?, ¿Ha sentido dolor?, ¿Se ha sentido sólo o abandonado? ¿Ha tenido hambre o sed, frío o calor?; ¿Ha encontrado la solución a ello? Probablemente sí.  Pero ¿alguna vez se ha preguntado si su perro, gato, loro, caballo, burro, etc, etc, ha sentido lo mismo? Si lo ha hecho: ¿Qué hizo al respecto? y si no le importa, entonces póngase en el lugar de ellos. 

Quizá en éste momento esté pensando que lo que digo no tiene relevancia, "son animales al fin y al cabo", pero y si usted fuera uno de ellos ¿Pensaría lo mismo?. ¿Acaso no le gustaría que le dieran afecto y atención en vez de maltrato, menosprecio e indiferencia?

¿Podría estar un día sin decir completamente nada?, ¿Sin decir que tiene hambre para que le den comida?, ¿Sin decir que tiene frío para que lo abriguen?, ¿Sin decir que tiene algún dolor para que le den algo que lo alivie?. Imagínelo por un momento. ¿Ahora...comprende un poco lo que quiero decirle?...tiene suerte de ser humano.

¡Es cierto! En nada tenemos culpa de que Dios no les haya dado el habla, pero sí somos culpables de no apreciar, ni cuidar lo que Dios nos ha entregado en nuestras manos.

"¡Pero ellos no tienen alma!"¿Y acaso el no tenerla implica que se deba sufrir tanto?, ¿que se les maltrate y olvide como si no sintieran nada?, ¿Merecen que seamos tan indiferentes con ellos aún a sabiendas de que Dios los creo para que nos dieran amor y felicidad?, ¿Realmente lo merecen?

No comprendo cómo alguien puede decir que un perro se enfrenta a otro en una riña cruel y violenta porque así lo ha elegido, ¡Ellos no razonan! ¡No saben lo que hacen!

¿Acaso es justo que miles de perros sean sacrificados, torturados y hasta destripados sólo por placer humano? ¿Ellos lo eligieron así? Yo creo que no, yo creo que son simples víctimas. Ahora bien. Sé que no tengo el control, pero juntos podemos hacer algo. 



Detrás de todo éste mundo de maldad hay millones de personas que no son tan buenas. Miles que día a día son arrastrados por el pecado y los deseos de la carne a un abismo difícil de evadir. 

¡Oremos! Por todas esas personas que no saben lo que hacen, para que encuentren la luz de Cristo, para que hallen salvación en él. Así muchos hallaran amor y compasión en sus corazones, y habrá menos maltratos, menos muertes injustas, ¿No lo cree?

Como hijos de Dios estamos hechos para ayudar, juntos en oración y con un corazón dispuesto a no hacer más grave el problema del maltrato animal, sino a hacer que mengue. 

Muchos se preguntarán qué opino de los centenares de ganado, aves, cerdos que son sacrificados diariamente para alimentarme. Pero repito, yo no tengo el control; si pudiera cambiar las cosas, lo haría para que no haya más dolor. Sin embargo, no refutaré más a Dios, Él es soberano y sabio por sobre todas las cosas. Tengan por seguro que si algún día Dios me permite verlo, le preguntaré por qué lo hizo así. Mientras tanto seguiré siendo una cobarde, porque aún no he podido abstenerme de comer carnes. Mi más sincero respeto y admiración por lo que sí han podido hacerlo.

Alguna vez le pregunté a una compañera vegetariana de Universidad que de qué servía no consumir carnes, si eso no evitaría que se siguieran sacrificando animales; ella me dijo: "Pero es tu aporte a la naturaleza", ahora lo entiendo Alexa, tú tienes razón.

Sin embargo, aunque aún no haya encontrado la valentía para dar mi aporte, seguiré insistiendo en que por lo menos se les dé un trato digno a la obra maravillosa y perfecta que con tanto amor creó Dios.

¡Realmente vale la pena! Si no lo hacemos nosotros, ¿A quién le dejamos el trabajo?

                                                                         ¡Dios los continué bendiciendo!
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